Nerón, Fido y Laika son nombres que de tan comunes, no habla bien de la creatividad de quienes deciden bautizar así a sus perros. Es tarea casi imposible de averiguar de que manera el nombre de un emperador romano se convirtio en parte de una frace para apaciguar perros bravos (¡Quieto Nerón!), o encontrar en internet quien fue la primera persona que decidió llamar Fido al amigo en quien mas cinfiaba, tomando como base el significado de esta locución en latín.
En el tercer caso, la relación es directa con la perrita del mismo nombre y que se convirtio en el primer ser viviente en órbita alrededor de la Tierra. Este hecho, además, la convierte en el miembro más destacado de los animales que han contribuido al avance de la ciencia y llavado a sus manos a ganar uno que otro premio Nobel, en la mayoria de los casos sin compartir la fama que esto conlleva.
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